El origen de su práctica visual se basa en el ejercicio de su profesión de Arquitecto, tomando de esa disciplina diversos conceptos de composición y técnicas de representación. También transitó varios años diseñando Sets de televisión y trabajando como director de arte en cine publicitario.
Como artista, investiga y desarrolla proyectos audiovisuales de carácter performático y de naturaleza audio reactiva cuyas aristas plurales e incluso diametralmente opuestas, pasan todas por un un tamiz común en su visualización, diseño y morfología mediante el uso de máquinas, medios digitales y computadoras.
Sus influencias mas directas provienen del Expresionismo Abstracto, del gesto de Robert Motherwell, los paisajes de Rothko, los fragmentos de Kenneth Kemble, y del Minimalismo de autores como Judd, Ando, Sakamoto y Carsten Nicolai.
Caligrafía
La Caligrafía, como disciplina estética y armadora del entendimiento escrito, revela nuestro ser, nuestro pulso, sentido del orden y porque no también nuestro grado de ansiedad.
Se la considera una expresión distintiva de la evolución humana. Más avanzamos, más nos comunicamos. Tendría que ser imposible entonces con tal grado de avance tener algún problema de comprensión o entendimiento. Pero por suerte los idiomas (y las expresiones) y nosotros/personas ejerciendo la autoría del discurso generamos las anomalías necesarias en el sistema para que la riqueza de la complejidad surja y se generen errores y nuevas preguntas.
Siempre tuve Mala Letra, poca paciencia y siento que al dejar la impronta de la tinta sobre el papel el tiempo no hace otra cosa sino escaparse de mis manos.
En los medios audiovisuales digitales encontré una cura a esa ansiedad, la creación de una pieza en loop hace que ese tiempo siempre vuelva a mí, y que también en una nueva vuelta de ese ciclo pueda mutar, crecer y hacerse mas complejo sobregrabando capa sobre capa de esa misma expresión original.
La “fuente” o tipografía original de la obra es múltiple. Prima la forma geométrica, el orden arquitectónico, la composición funcional (aún cuando no hay función más allá de la contemplación), los órdenes matemáticos aplicados a los algoritmos que devendrán en imagen, y superpuesto a la “racionalidad” anterior descubrí en lo órganico y azaroso de la fotografía y el registro callejero de video una nueva capa dinámica e imperfecta (amo la foto movida) que suma riqueza y otro nivel de interpretación o entendimiento.
Muchas veces se genera una cuestión aditiva, las capas se superponen y generan un rumor como si en un auditorio de Naciones Unidas estuvieran hablando en todos los idiomas a la vez. Lo interesante, y a veces de efecto opuesto, es que en ese apilamiento de imágenes se pueden crear situaciones de “desgaste” (como la fotocopia de la fotocopia…) donde aparecen nuevas texturas inesperadas producto de la suma de luz o la acumulación de sombras.
Como resutado de esas múltiples operaciones la comunicación clara es una ilusión perseguida por todos pero alcanzada por pocos, ya necesita del interprete, la “Mala Letra” genera un nuevo idioma.
En este juego de espejos y sombras, el desafío radica en descifrar lo evidente oculto tras el velo de lo obvio. La claridad se revela no en la superficie de la imagen sino en las profundidades de la observación y la empatía.
Solo entonces, en el silencio entre las líneas de este “texto”, podemos captar el verdadero mensaje.